“…reconocerlos capaces de darnos opiniones,

ideas y propuestas útiles para nosotros, las personas

adultas; capaces de ayudarnos a resolver nuestros

problemas. Si esto llega a producirse, la relación

con ellos será correcta, entre ciudadanos adultos

y ciudadanos pequeños, pero ciudadanos ahora.”

F. Tonucci

Entrevista a Paz Posse | La importancia de escuchar y hacer participar a los niños y jóvenes.

¿Cómo nació el Consejo de Niños y Jóvenes del Parque de las Ciencias de Granada?, ¿Con qué intención?

El Parque de las Ciencias se inauguró el 1995. Su desarrollo ha ido evolucionando paulatinamente y se ha constituido lo que ahora es por fases.

En el 2004 se efectuó creación del Consejo infantil y en el 2005 el consejo juvenil. La última fase (cuarta) se produjo en el 2010 tras una grata experiencia con la participación de niños y jóvenes.

Fue entonces, tras la experiencia de los años anteriores, cuando empezamos a valorar que los chicos y las chicas nos echarán una mano. Decidimos preguntar a los niños/as qué querían, ya que son parte del público, para que nos dieran ideas, en definitiva, para escucharles.

Lo dinamizamos desde el museo, nos pusimos en contacto con F. Tonucci, gran referente del ámbito y gran defensor de la voz de los niños.

Organizamos un seminario a cargo del experto italiano, y a su vez nos pusimos en contacto con los colegios cercanos. Sobre todo, nos interesaba la participación y por ello centramos la atención en los centros educativos cerca del museo.

Bajo el título “El parque que queremos, manos a la obra” empezamos el desarrollo del Consejo Infantil.

En 2014 se constituye el consejo infantil de forma consolidada tal y como lo entendemos ahora.

“Queríamos escuchar a los niños y lo que querían para el proyecto”. 

 

Paz Posse, Asesora pedagógica – Participante del desarrollo del Consejo Infantil del Parque de las Ciencias de Granada desde su inicio.

Queremos saber lo que piensan, sus ideas, sus aportaciones desde el respeto y la escucha. Los consideramos personas con cosas que decir en los ámbitos y escenarios donde viven y crecen. Tienen más sentido común del que creemos. Su punto de vista nos hace a los adultos tener una visión más amplia de la realidad y darnos cuenta de aspectos de ella que sólo ellos ven y sobretodo sienten. En este escenario se sienten parte integrante de la sociedad, se les escucha y se debate con ellos.

En el proceso de consolidación del consejo no sólo fue gracias a la infraestructura y voluntad del museo, sino también gracias por parte de la implicación de las familias y los colegios.

¿Por qué creéis que es significativo dar voz y espacio a niños y jóvenes?

Porque tienen muchas cosas que decir si los queremos escuchar. Los adultos tenemos espacios y tiempos para debatir en relación en nuestras vidas y, ellos no tienen ningún foro, sus necesidades no tienen donde decirlas. Los terrenos donde se desarrollan están dominados por los mayores. Entendemos que es significativo por esta razón darles tiempo y ese espacio donde exponen sus ideas y se encuentran con otros que no piensan lo mismo. Allí aprenden a debatir, hablar, escuchar, compartir, consensuar… aprenden una manera de comunicarse que los adultos tenemos y, a su vez, son integradas sus opiniones y valores en el entorno social. Lo que ellos sienten y piensan es importante y lo ven representado en el entorno.

¿Cuáles son las bases de fondo que definen el Consejo de niños y jóvenes?

Son muchas las bases que articulan el consejo de Niños y jóvenes del Parque de las ciencias de Granada, por ello los resumimos en 5:

Derechos: Considerar a la infancia como ciudadanos de derecho. Viven en nuestra sociedad y se merecen esa consideración. Esto no es un juego, y como adultos tenemos que aceptar que su voz también cuenta.

Participación activa de los niños y jóvenes: promover el trabajo cooperativo, donde aprendan que en cualquier escenario que ellos viven pueden participar, aportar y aprender con otros. Fomentar personas democráticas. Fomentar la participación activa en ámbitos que les competen. No sólo reconocer que tienen cosas que decir, que ellos sepan que su voz también cuenta.

Participación activa directa del museo: Contar con la implicación de la institución, sobre todo el equipo que acoge esta estructura, no es algo de un interés individual.

Las autoridades implicadas con respuestas a las escuchas: las autoridades responsables tienen que tener un compromiso con el consejo y trabajar con ellos. Esto implica consecuencias positivas: tiene que trascender su voz. Su voz no es ignorada. Hay muchas veces que plantean contenidos que son imposibles en el museo y, se explicita desde el experto relacionado con el tema porque es inviable lo que proponen y buscamos alternativas. Lo que queremos es que sepan que los hemos escuchado y valorado sus propuestas.

Difundir este modelo en otros ámbitos: Tenemos la voluntad que esto trascienda también en otros espacios donde los niños/as y jóvenes participan, por ejemplo, con la creación de consejo de niños en las escuelas. Es favorable extrapolar el modelo hacia otros sectores.

 

¿Cómo se articula y dinamiza la voz de los niños/as y jóvenes para conseguir con éxito darles espacio y voz?

Normalmente existen consejos de ciudad en los ayuntamientos, pero en ese momento en un museo no, en un museo no existía. Como no teníamos referentes directos, tuvimos que estructurar desde el inicio nuestras bases. Principalmente los participantes son 30 niños/as de los últimos cursos de quinto y sexto de colegios cercanos al museo. Por un tema práctico de proximidad y transporte apostamos por la cercanía. Se estructura con reuniones trimestrales, y también se cuenta con su participación si hay un evento extraordinario.

El procedimiento lo inicia el departamento de Educación del Parque de las Ciencias que plantea los temas de debate. Se traslada estos temas al profesorado de los colegios (vía email) para que se lo transmitan a los participantes del Consejo infantil. Allí en las aulas se debaten sus propuestas y los representantes del Consejo de Niños y Jóvenes recogen las conclusiones, que serán las propuestas que se plantearán el día de la reunión trimestral con los expertos implicados para que se genere un debate entre los representantes y también para dar lugar a la respuesta a sus peticiones. Una vez concluida la sesión, se traslada el acta a los colegios.

Sobre la estructura de los temas escogidos para las reuniones en realidad es una simbiosis: ellos proponen, escuchamos y nosotros proponemos en base también de las propuestas que ellos han hecho.

Este procedimiento implica que se sienten parte del museo, porque se les llama para que participen y encuentran respuesta, es fundamental que vean que hay una repercusión. Escuchar significa que haya consecuencias. Es un trabajo que tienen compensaciones positivas.

También con la tarjeta amiga, actividades extraordinarias, hacen que vivan el museo, en el que se sienten parte activa de esta institución. Ellos se dan cuenta de que “soy importante para el museo porque se me tiene en cuenta”.

“Escuchar significa tener la contribución del otro” F. Tonucci

 

 

¿Cuáles consideráis que han sido las prácticas de éxito? ¿Qué tipo de prácticas habéis modificado o mejorado a lo largo del tiempo?

– Fue una buena iniciativa abrir la participación a los centros educativos. Ha funcionado muy bien la colaboración. Ha sido excelente la complicidad profesorado, alumnos y colegios.

– Otro de los éxitos que nos ha sorprendido es la participación de las familias. No sólo por la facilidad de las autorizaciones, sino por su implicación posterior.

– La participación activa de los niños e invitar a los miembros del consejo infantil. Fomentar la implicación para generar la complicidad necesaria para que se sientan incluidos.

Propuestas a mejorar:

– La dinámica interna del Consejo, en el sentido más purista del término. Lo que hay que propiciar es un espacio de libertad más extensa. Estamos reestructurándola, como las actas, que sean más autónomos, que prescindan más de los adultos.

– En realidad los que nos tenemos que autocriticar más somos los adultos en lugar de los niños, y reformular cual es nuestra actitud hacia la infancia.

– Fomentar encuentros con otros consejos, como el Museu Blau, Museu Valencia… que se encuentran en ese contexto con otras realidades que nos parece muy interesante para enriquecernos mutuamente y crecer. Es una propuesta.

A nivel de resultados, ¿cómo ha favorecido socialmente la creación del Consejo y su participación? ¿Cómo lo evaluáis?

Desde que empiezan y que terminan pasan aproximadamente dos años. Tras el proceso, algunos niños y jóvenes afirman que ahora también tienen voz en su casa y elijen cosas. Esto a nivel de resultados es fantástico. Quiere decir que no sólo en la vida del museo su voz es escuchada y forman parte de la estructura como agentes que colaboran en el museo. Sino que esta fórmula se traslada también en su cotidianidad más íntima, como es la familia. A nivel de resultados quiere decir que han aprendido a defender su voz, a debatir, a consensuar una opinión y estar incluidos en las esferas sociales donde muchas veces su voz es muda.

Y no sólo a ellos les repercute los resultados. También en los adultos. Escucharlos y darlos voz implica un cambio. Si crees en la infancia repercute en la concepción de infancia y te hace autocriticarte y modificar muchas cosas en el adulto. Saberlos escuchar te modifica para tenerlos en cuenta.

¿Nos podrías compartir qué herramientas utilizáis para dar voz a los niños y jóvenes? Dinámicas, recursos, normativas integradas…

Herramientas fundamentales e imprescindibles.

  1. Actitud: saber y creer que pueden aportar, escucha activa frente la infancia.
  2. Compromiso: de la institución de dar respuesta y escucha.
  3. Coordinación: fija de la propia estructura, que coordine y dinamice el consejo.
  4. Reuniones: que incluyan al profesorado y familias, para que se impliquen también.
  5. Comunicación: con los consejeros, que este descuido tiene repercusiones negativas.
  6. Dinámica de debate y conclusiones: que esté estructurada, con orden de palabras, lo que es formalmente una reunión como los adultos formulamos. Provocar un debate y que haya unas conclusiones, que serían las respuestas posteriores.

Hacerles protagonistas de su vida con sus derechos y obligaciones. Cabe decir que los derechos de los niños se están incumbiendo a nivel mundial como dice Tonucci. De algún modo es cierto que es ilegal esta práctica mundialmente. Si nosotros facilitamos sus derechos para que sepan lo que son, les damos la oportunidad también de que los reivindiquen.

Un consejo para aquellos expertos que trabajan con niños-jóvenes y buscan incrementar su participación, pero se ven desprovistos de resultados satisfactorios.

Esto es una carrera de fondo, los resultados no son de hoy para mañana:

Hay que darles el protagonismo para que se sientan escuchados. Con esta experiencia ellos mismos van a poder trasladar sus aprendizajes a otros ámbitos para reivindicar que les escuchen. No es fácil, no es encontrar resultados mañana.

Consejo primordial: por favor escuchad a los niños sin ningún filtro, sin ninguna predisposición de escuchar lo que queremos escuchar como adultos. Que propiciemos su participación, y les demos respuesta, ellos tienen el mayor éxito y es que encuentren la respuesta. Eso no significa que sea todo ‘sí’. Claro que no. Ellos provocan, tantean, repiten discursos de mayores… tenemos que escucharles con actitud de respeto.

Mucho entusiasmo: Si nosotros no nos ponemos de acuerdo, no le podemos pedir a los niños lo que los adultos no sabemos hacer. Facilitarles espacios para consensuar. El adulto no cree en la infancia, también lucha con actitudes instauradas en la sociedad que tenemos que pelear contra ellas. Y esta actitud debe ser trasladada en cualquier ámbito.